Estamos de celebración. Es hora de la fiesta de cumpleaños y todo el mundo es bienvenido en casa. Las paredes cálidas acogen a los invitados, nada malo puede pasar en casa. Nada doloroso. Somos la manada que se salva, así que bebemos y bailamos como si no hubiera un mañana. Bebemos y bailamos y transformamos nuestra existencia en una pereza festiva.